Cuando pensamos en estrategias que aporten más capital a nuestras empresas a través de la deducibilidad fiscal, el arrendamiento siempre será de las mejores opciones, pues en una economía globalizada donde el objetivo principal de las compañías en todos los sectores de la economía es ser competitivas en precio, calidad y servicio, contar con actualización y renovación de sus bienes de maquinaria, equipo y capital se vuelve determinante para incrementar su eficacia y productividad.
En 1975, que se constituye la Asociación de Arrendadoras Financieras, A.C. (AMAF) con el propósito de promover el arrendamiento en todos los sectores de la economía y representar los intereses del sector arrendador ante las autoridades financieras y foros nacionales e internacionales, se decide promover a través de ciertas leyes, el beneficio que otorgan las arrendadoras, en ese momento en su mayoria bancarias y un par de particulares.
Pues el arrendamiento financiero, al final, es una de las formas de adquirir bienes, (por lo general activos fijos), que se encuentra regulada por la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito.
El objetivo es que a través de un “contrato de arrendamiento financiero, la arrendadora financiera se obliga a adquirir determinados bienes y a conceder su uso o goce temporal, a plazo forzoso, a una persona física o moral, obligándose ésta a pagar como contraprestación que se liquidará en pagos parciales, según se convenga, una cantidad de dinero determinada o determinable, que cubra el valor de adquisición de los bienes, las cargas financieras y los demás accesorios, y a adoptar al vencimiento del contrato alguna de las opciones terminales que otorgue la arrendadora”.
De esta manera, se brinda un impulso a la falta de recursos financieros que enfrentan pequeñas o medianas empresas, en un principio para invertir en estos bienes y servicios, por lo cual el arrendamiento les permite generar una estrategia basada en el cédito de adquisición de estos bienes con el objetivo de deducir impuestos, capitalizar su empresa a través de activos (bienes de adquisición) y poder renovarlos en un tiempo determinado o comprarlos a un menor precio que el inicial.
Es entonces que el arrendamiento financiero representa una alternativa para que las empresas puedan tener acceso a estos bienes, en vez de adquirirlos con recursos propios o con el tradicional financiamiento bancario, sin descapitalizarse de inicio y con beneficios que, si eliges verlo como opción, en Crédito Real te decimos cómo.
